lunes, 31 de diciembre de 2012

Joselito tenía un cuñao



Hace cien años, en la Feria septembrina de San Miguel, en la plaza de toros de la Real Maestranza sevillana, tomó la alternativa José Gómez Ortega, “Joselito el Gallo”. Aquél joven – tenía entonces diecisiete años – se convirtió en uno de los colosos de la historia de la tauromaquia. Héroe de perfiles mitológicos, de milagrosa intuición taurina, dominador de todas las suertes, de infalible poderío y agraciada torería sólo sucumbió al toro de la muerte.
Así daba comienzo la presentación de unas jornadas conmemorativas de esta efemérides.
Alternativa de Joselito El Gallo.
Actúa como padrino su hermano,
Rafael Gómez "El Gallo".Plaza de toros
de la Real Maestranza de Caballería de
Sevilla. 28 de septiembre de 1.912

El abrazo entre ambos hermanos
el día de la alternativa


Por aquellas fechas no muy lejos de la Real Maestranza,  el Foot-ball Club de Sevilla utilizaba la caseta de feria del Mercantil como vestuario aunque habría que esperar hasta final de año para que el presidente de la sociedad solicitara de forma oficial la cesión de estas instalaciones.
La primitiva caseta ferial de los primeros lustros del siglo XX que custodia el Círculo Mercantil.Detrás de la caseta estaba el campo sevillista y los futbolistas usaban este edificio efímero como vestuarios de fortuna. La vinculación del SFC con el CM fue ejemplar, pues su presidente D. José Montes Sierra, se comportó como un mecenas del Club decano

Para el menor de la dinastía de los Gallos todo empezó muy pronto, nace un 8 de mayo de 1895 en Gelves  donde comienza a adquirir las primeras nociones taurinas destacando por su precocidad en este arte.

Su precocidad fue tal, que practicamente antes de aprender a andar
ya jugaba al toro. Observen cómo entra a matar a su hermano Rafael,
que hace de toro, en presencia de su padre, Fernando El Gallo.

No disfrutó de una niñez común pues todas las actividades que realizaba iban enfocadas hacia el toreo.
A esta Sevilla de finales del siglo XIX se asomaba la práctica de los deportes  alentados por los vientos regeneracionistas que provocaban  los sportmen de la época; de ellos alguien llegó a afirmar que estaban más próximos del espíritu de Grecia que sus contemporáneos intelectuales.
No resultaba del todo extraño ver las estampas que a continuación mostramos. Remeros con sus esquifes, río abajo, abrazando la dehesa, rumbo a los próximos embarcaderos aljarafeños de San Juan y Gelves.

Regatas por el Guadalquivir a finales del S. XIX

Foot-ballistas en auténticos desafíos allá por los terrenos de Tablada.
Ambas actividades atléticas se realizaban de forma reglada bajo los parámetros  organizativos  de las respectivas sociedades creadas al efecto,
Tales eran el Rowing Club y el Foot-ball Club, de Sevilla, naturalmente.


El 27 de diciembre de 1.908 el Sevilla
pierde en Huelva ante el Recreativo por 2-1

Pero ambos equipos vuelven a verse las caras el 31 de enero de 1909
en un partido cuya recaudación se destinó a ayudas para los damnificados por el terremoto de Messina.






El rumbo que tomaría la vida de Joselito estaba marcado en sus genes por lo que su infancia, una vez abandonada la escuela, se decantó por los juegos  de toros y toreros pero esta afición natural heredada de su familia no iba a comportarse de manera excluyente respecto de otras actividades físicas  y deportivas.
Esto publicó el periodista Olmedo en 1920
“ …hacerle socio, como lo era de una importante sociedad de fútbol.”
Teniendo en cuenta el contexto temporal y geográfico de la afirmación podemos asegurar que no se trata precisamente de un jeroglífico de difícil solución.
Joselito era aficionado al fútbol, al buen fútbol, al fútbol de alta escuela como su toreo. Por eso era sevillista y por eso era socio del Foot-Ball Club.
No podía ser de otra forma si consideramos que desde que nació hasta que la infancia le fue abandonando no existía otro equipo que practicara este bello deporte.
En una entrevista realizada al mítico Ricardo Zamora, el mismo portero se encarga de disipar dudas sobre la militancia futbolística del diestro de Gelves,  Joselito, gran entusiasta del fútbol,- era socio del Club Sevilla, y jugaba con frecuencia-,”




 





Hasta qué punto no llegaría la sapiencia del torero que fue capaz de meterle un gol entre las piernas al mismísimo Zamora sin que este terminara de enterarse con su vaticinio futbolístico.
A finales de 1915 Dolores Gómez Ortega, Lola, la hermana pequeña de Joselito contrae matrimonio con un novillero llamado Ignacio Sánchez Mejías que de esta forma queda emparentado con la familia de los Gallos.
Durante los años siguientes Ignacio empieza a acompañar, cada vez con más frecuencia a su cuñado hasta que consigue un sitio en la cuadrilla de José convirtiéndose bajo la tutela del maestro en un excelente banderillero.

Joselito con su verdadera familia de todos los días:
la cuadrilla. En ella, de pie, Ignacio Sánchez Megías.

Cogida de Sánchez Megías al poner un par.













Eran tiempos en los que el maestro y el subalterno, disfrutaban juntos de comidas, fiestas camperas y partidos de fútbol con un marcado ambiente sevillista
Ignacio y Joselito, segundo y quinto por la izquierda respectivamente
junto a otros miembros de la cuadrilla jugando al foot-ball en la
Real Maestranza de Sevilla.
Ignacio se empapaba de la maestría de su cuñado en todas las suertes de la lidia y lo emulaba en sus preferencias futbolísticas pasando a engrosar la lista de socios del Campeón vitalicio de Andalucía al igual que lo hacían por otro lado los hermanos Belmonte.

Parece ser que una fina “ Línea del miedo” actuaba de nexo entre el arte de Cúchares y el de la escuela sevillista.
Pintores, toreros, artistas, sevillistas todos se reunían en celebraciones como la que tuvo lugar en la venta de eritaña y que el pintor Juan Lafita, hermano de Pepe diseñador del primer escudo sevillista, se encargó de inmortalizar con el retrato que realizó a su amigo Ignacio que ya, por aquél entonces había pasado a engrosar el escalafón de los matadores.

Sánchez Megía en la corrida de la cruz roja, en Sevilla.













Un toro llamado Bailador en Talavera de la Reina una tarde de 1920 con una cornada en el vientre sesgó la vida de Joselito y finiquitó la edad de oro de la tauromaquia.
Ignacio ante el cadáver de Joselito
(Talavera de la Reina, 16 de mayo de 1.920)
(Foto: Campúa)
Ha muerto el ídolo. Ignacio desolado se plantea en un primer instante abandonar la profesión pero una mezcla de soberbia, ambición e interés económico le hace continuar aquella temporada.
El cortijo de Pino Montano  tuvo que ser adquirido por Joselito tras negocios fallidos de su hermano Rafael. Aquella finca de seiscientas hectáreas que rezumaba recuerdos del torero por todos sus rincones fue a parar a manos de su cuñado debido al bajón experimentado en la economía de los Gallos.

Aquí establecieron Ignacio y Lola su residencia familiar. Miraflores, miraflores porque por un lado miraba a capuchinos y por otra a Pino Montano. Más allá de la casa de los locos que veían turbada su paz por el bullicio de la gente.
Alguien llegó a decir que allí se festejaba el talento, la literatura, la sencillez y el trabajo; otros, en cambio, aseguran que de su interior fluían una sucesión de diálogos inconexos que se amontonaban y confundían…; No resulta menos cierto que con el tiempo esos muros  serían mudos testigos  de singulares ofrecimientos, innumerables veladas literarias rematadas con cantes jondos  por seguiriyas al amanecer, dramas familiares soterrados e infidelidades varias.

Mayo de 1924. El insigne Palacios Valdes
y sus acompañantes a la puerta de la casa de Sánchez Megías.

Buñolada en Pino Montano

 










Hacia la mitad de la década de los años 20 van coincidiendo en Madrid una serie de jóvenes que propugnan unas ideas vanguardistas en Europa en cuanto a la forma de concebir la literatura y de hacer poesía, frecuentan los mismos círculos y se reúnen para leer sus composiciones.
Este grupo de poetas y literatos están consiguiendo aparecer frente a la sociedad con unas señas de identidad propias y enarbolando unas propuestas disidentes a la ortodoxia que tutela la Real Academia de la Lengua.
Corre el año de 1927, centenario de Góngora, escritor escogido por este colectivo como referente y símbolo de sus reivindicaciones.
Pretenden aprovechar esta efemérides para realizar una serie de actos públicos donde plasmar esta  lucha por la estética literaria que preconizan.
Blasco Garzón reúne a los poetas de la Generación del 27 en el Ateneo sevillano

En este contexto, surge la iniciativa y apuesta decidida del Ateneo sevillano con su presidente a la cabeza D. Manuel Blasco Garzón como instrumento canalizador y organizador de unas jornadas que al amparo del centenario de la figura de D. Luis de Góngora van a pasar a la historia como los actos que sustantivan a la denominada Generación del 27.


Al buen fin de estas celebraciones contribuyeron  de forma activa Ignacio Sánchez Mejías en su calidad de amigo de algunos de los componentes de este grupo y José María Romero como encargado de la Sección de Literatura de la Docta Institución que presidía Blasco Garzón, figura representativa de la intelectualidad sevillana, ilustre jurista y político a nivel local y nacional, poseedor de una gran cultura artística y literaria, ganador de varios premios en esta faceta y asiduo conferenciante en todas las entidades culturales de Andalucía.
Fue presidente del Sevilla Fútbol Club desde mayo de 1.923 hasta junio de 1.925, cubriendo un período exitoso de continuos títulos para el Club como Campeón de Andalucía.
D. Manuel Blasco Garzón, IX Presidente del
Sevilla Foot-Ball Club. ( Dibujo de Juan Lafita ).

Uno de sus mayores éxitos consistió en posibilitar la entrada en la entidad rojiblanca, a través de su Junta Directiva, de un joven abogado que respondía al nombre de D. Ramón Sánchez-Pizjuán y Muñoz.
Ignacio, el torero, se nos revela con una personalidad arrolladora, no exenta de ambición, aparentemente triunfal en cambio, de sus palabras y actos se desprende un halo de insatisfacción, desasosiego o frustración debido quizás a las circunstancias que lo rodearon o a las personas con las que coexistió que impidieron que su vida se encaminara por sus primeras opciones o, al menos, las deseadas.
Así respondía a una pregunta sobre su carrera como matador:
Es incomprensible cómo un torero como yo, a quien el público le ha dado fama de valiente, se rebele contra el valor. Pero yo he sido héroe a la fuerza. El público quería que yo siguiera a Espartero, pero mis aficiones, mis gustos y mi concepto del toreo eran joselistas. Esa ha sido mi mayor amargura.


La Maestranza. Octubre, 1924


Málaga. En la corrida de la Beneficencia.Sánchez Mejías en el cuarto toro. Julio, 1924






En el ámbito literario a Ignacio le fascina la poesía sin embargo debuta en esta faceta como dramaturgo escribiendo obras teatrales y en la prensa a través de sus crónicas periodísticas.


Artículo de Ignacio publicado en el Heraldo de Madrid

¡Qué decir de sus preferencias futbolísticas! Cuando siendo seguidor y socio del Sevilla Fútbol Club como lo era su cuñado tuvo que renunciar a sus principios en aras de su ambición al no resistirse al ofrecimiento de la presidencia de otro equipo.
“Estoy tan preparado para dirigir un Club de foot-ball como para ser  presidente de una república”. Había comentado.
Nótese como aflora el subconsciente con la clara alusión al Foot-ball Club.
-“… y tú les habrás dicho que no. Que eres sevillista.” – le conminó su hijo
- “Tú niño, cállate.”-respondió su padre.
Algo más de un año después de estos sucesos, en junio de 1929 fue expulsado del Sevilla F.C. a propuesta de otro socio de la entidad por haber realizado actos incorrectos, y con manifestaciones en contra de la Sociedad.
El presidente del Club D. Juan Domínguez Osborne se opuso a esta petición.


Carmona.- El presidente del concurso de Galgos, entregando al Barón de Gracia Real el premio del campeonato, que ganó su perro "Anda". Diciembre, 1921

Mirando para otro lado argumentó que mientras algunos iban por los pueblos festejando la derrota del equipo (en clara alusión a Ignacio), el Sevilla FC lo que hacía era clasificarse el primero en su competición y ganar los campeonatos.


SFC.Campeón de Segunda División en 1928-29.-En pie:Tejada, Alcázar, Fede, Campanal I, Tache, Torróntegui, Segura y Caro. En cuclillas: Euskalduna, Eizaguirre y Deva.

La actuación decidida de un emergente miembro de la Directiva desembocó en la aprobación de la propuesta planteada acordándose la baja del Sr. Sánchez Mejías en su calidad de socio.

D. Ramón Sánchez-Pizjuán y Muñoz
En 1934, Ignacio vuelve a los ruedos.
“…Yo vuelvo al toreo porque no estoy conforme con el torero que fui antes.”
“… porque el torero no tiene más peligro que el de dejar de existir, y su muerte no está en la plaza, sino en su casa. Joselito está vivo. Más vivo que Belmonte y que yo…”
Estas opiniones de Ignacio muestran claramente los rasgos de su personalidad tales como el inconformismo, ambición, necesidad de liderazgo  pero, detrás de todo esto subyace siempre, en todo momento, un referente claro que probablemente sea la explicación a muchas incógnitas…


                         Joselito.