JOAQUÍ SOROLLA Y BASTIDA.
Valencia .1863-Cercedilla.1923
100 años después de su fallecimiento, vamos a recordar aquella exposición celebrada en Sevilla sobre su famosa colección de 14 murales realizados para la Hispanic Society de Nueva York que por primera vez abandonaban su lugar habitual y pudimos observar en el Museo de Bellas Artes de nuestra ciudad desde el 24 de abril hasta el 29 de junio de 2008.
El 8 de enero de 1905 publicaba El Liberal de Sevilla un artículo que nos dibujaba una visita muy especial.
En efecto, el millonario norteamericano Archer M. Huntington, apasionado por la cultura española, había creado en Nueva York la Hispanic Society y una sede para la misma.
Tanto la sociedad como el museo tenían como finalidad promover en Estados Unidos el estudio de todo lo concerniente a la cultura española que tras 18 años de esfuerzo e ingentes cantidades de dinero Mr. Huntington consiguió reunir para la admiración de los visitantes.
En este contexto, el mecenas encargó en 1911 a Sorolla una serie de pinturas murales para decorar la biblioteca de la institución que en aquellos momentos llegó a reunir 50.000 volúmenes en ocho o diez idiomas distintos donde «tanto el historiador como el artista, el hombre de ciencia como el industrial y el curioso, encontrarán cuanto pueda interesarles respecto á España desde los tiempos remotos hasta el presente.»
El pintor a las puertas de la Hispanic Society
En aquella época, las dos mayores bibliotecas privadas que existían en España se encontraban en Sevilla, una de ellas era la de Hernando Colón y la otra la de Manuel Pérez de Guzmán y Boza, marqués de Jerez de los Caballeros, esta segunda fue adquirida en su totalidad por Archer Huntington para nutrir de fondos bibliográficos a la Hispanic Society de Nueva York.
Volviendo al tema que nos ocupa hoy, veamos cómo quedó distribuida la serie de los 14 murales realizados.
Sin más dilación pasamos a disfrutar cada una de las obras por riguroso orden alfabético y con los breves pero interesantes comentarios que figuraban en el folleto de la exposición celebrada, como decía al principio, durante la primavera del año 2008 en Sevilla.
ANDALUCÍA
Sorolla se instaló en un principio en la finca jerezana "El Cuco" para tomar apuntes de la vendimia, pero más tarde marchó a la finca sevillana "La Tabladilla" donde se criaban toros de Miura. De ellos hizo los estudios para esta obra, recibiendo algún que otro susto. "...Dificultades me esperan, Dios me ayude pues estos toros no son los de la playa de la Malvarrosa, si yo fuese, además de pintor, torero, todo quedaba resuelto".
El primer deseo del pintor fue que este cuadro midiera lo mismo que el dedicado a Castilla aunque finalmente decidió dejar de lado la idea de combinar esta escena con elementos relativos a los viñedos. Así Sorolla representa en este panel a unos garrochistas conduciendo una manada de toros hacia su encierro. La combinación de la línea que marca la parada de reses con la vía del tren y los campos de vides del fondo aportan a la obra una acusada profundidad.
ARAGÓN
Sorolla utiliza un peculiar recurso plástico para recrear el suelo, proyectando la sombra de un árbol que no aparece en el conjunto.
Un grupo de aragoneses del valle de Ansó danzan al son de una jota. En primer término de la escena, dos mozos cortejan a una bella joven, que mira algo avergonzada al espectador del cuadro.
AYAMONTE
Estaba previsto que este panel representara a Portugal, pero Sorolla no viajó hasta allí por la -según él- "situación política". No obstante, se aseguró de la presencia del país vecino pintando su horizonte en la otra orilla del Guadiana y mostrando tipos portugueses e incluso una barca con la bandera bicolor en el extremo izquierdo del cuadro. Para pintar la escena, esperó al día siguiente de la entrada de los atunes en el puerto, pues tenía una especial aversión a la sangre.
El último de los paneles que realizó Sorolla para "Visión de España" es para muchos, no sólo el mejor de todos ellos, sino su obra cumbre. La potencia de la luz natural, que ya fuera protagonista en la mayoría de su trabajo, se sublima en el brillo de los atunes, el toldo amarillo, pero, sobre todo, en el fulgor del agua y los uniformes de los marineros.
El abigarramiento humano obligó a un planteamiento plástico un poco estatutario, que podría desequilibrar el conjunto. El pintor lo solucionó haciendo que el rojo y el negro fueran el principal argumento cromático que vertebra la obra.
Obra emblema, tiene como finalidad representar la geografía física (Ávila, la sierra de Gredos, Toledo) y humana (trajes típicos de diferentes provincias) de la mayor región de España, en torno a la producción del pan y el trigo, principal fuente de sustento para la zona en la España de principios del siglo XX. Es la mayor composición de Visión de España, y por ello, también la que más complicaciones le trajo al autor. Sorolla estuvo todo el año 1913 pintando esta obra del natural, aunque dedicó casi todo el año anterior a hacer estudios (algunos muy elaborados) de los tipos castellanos. Con 14 metros de longitud y más de cien figuras humanas en su interior, Castilla hubo de ser acometida en siete lienzos.
CATALUÑA
Cézanne ("La casa entre los árboles") también utilizó la arboleda como planteamiento del conjunto, que al final se convertía en el verdadero protagonista.
Lejos de querer representar una escena cotidiana, Cataluña. El pescado pretende simbolizar el conjunto formado por el medio mediterráneo y sus gentes, en el ejemplo de todo lo concerniente a la pesca y comercio del pescado.No obstante, el gran protagonista es la arboleda, pinos centenarios que enmarcan la escena humana con el espléndido mar al fondo.
ELCHE
La hegemonía del ocre en el modelo natural es respondida por Sorolla con el reflejo de malvas y azules en la ropa blanca de las jornaleras, cuyos rostros están resumidos con nobles trazos para representar las cejas.
Para Huntington, con este lienzo, "Sorolla ha llegado a la culminación de la obra de toda su vida". Aunque el motivo es la labor de recogida del dátil, se trata de un retrato de naturaleza pura, en la que están perfectamente integrados los elementos humanos.
EXTREMADURA
La tal vez excesiva simplificación del fondo urbano contrasta con la libertad de pincelada y cromatismo con que se recrea toda la parte inferior, con los cerdos como protagonistas. Como en el resto de paneles de "Visión de España" siempre hay personajes que establecen relación con el espectador.
Un grupo de mercaderes de ganado procedente de Montehermoso ha bajado a Plasencia para vender sus cerdos. Es pòsiblemente la escena con más quietud de Visiones de España.
GALICIA
Sorolla dijo de Galicia que en ella "todo tiene un color clásico. Y todo destaca en el mar. Todo es ostentoso. Todo es soberanamente bello". Tal vez es esta impresión que le produjo el modelo la que le llevó a recuperar una de sus marcas de identidad: los acordes de blanco y azul entre el resto de gamas cromáticas.
A medio camino entre sus escenas descriptivas y las emblemáticas, se halla el lienzo dedicado a Galicia, en el que con una intención simbólica se mezclan dos situaciones que no suelen coincidir en la realidad: una romería y una feria de ganado. Para pintarlo, Sorolla se instaló en Villagarcía de Arosa.
GUIPÚZCOA
Los dos planos de las diferentes escenas quedan integradas con paralelismos cromáticos.
En el cuadro con menos colorido de Visión de España, Sorolla hace un canto a la alegría de vivir, presente en toda su obra. Enmarcado en un escenario nuboso y gris, un mozo dedica su mirada de deseo (manifiesto y al mismo tiempo contenido) a una bella joven en pleno goce de ser observada. En segundo término, un grupo de guipuzcoanos de todas las edades se divierten con el juego de bolos. Era su particular respuesta a los pesimistas argumentos de los noventayochistas.
NAVARRA
En su estudio de las posturas humanas, Sorolla recuerda a su contemporáneo Manet y a su admirado Velázquez.
Los alcaldes del valle francés de Baretous y los del valle navarro del Roncal se reúnen en una ceremonia de concordia que se celebra desde el año 1375.
SEVILLA
"...Vino el modelo, se puso el traje y cuando me disponía a trabajar me entero que estos llevan la cabeza tapada, ¡ imagínate la plancha y el tiempo y el dinero perdido para buscar una cabeza joven que tuviera interés!".
Procesión de la Semana Santa de Sevilla en 1914. Identificar la cofradía de la que se trata no es tarea fácil, pues aunque el pintor reconoce que pintó a la Virgen del Valle, los nazarenos llevan hábito de ruán con una cruz de Santiago. Es igualmente confusa l aparición del penitente justo delante del paso y el palio, que bien puede ser de Montesión, de Montserrat o de la Estrella.
SEVILLA
Las huellas impresionistas y velazqueñas están presentes con la representación de los tendidos de sol y sombra y con las mantillas en los palcos.
Huntington se empeñó en que la fiesta de los toros formara parte del conjunto, aunque al pintor le parecía una fiesta especialmente sangrienta (en aquella época los caballos de los picadores no llevaban peto). Tal vez por eso optó por este conjunto de figuras humanas y obvió al toro.
SEVILLA
En esta obra se nota un especial cuidado en la representación de las mujeres (casi como estatuas), que contrasta con la libertad de pincelada característica en otros detalles del conjunto.
Escena de un patio sevillano en el que un nutrido grupo demujeres y algunos hombres celebran una cruz de mayo con bailes típicos. Para el pintor supuso una cierta dificultad el hecho de que hubiese mucho movimiento en un entorno con una luz más tenue de sus acostumbrados exteriores.
VALENCIA
Posiblemente, "Valencia. Las grupas" es el lienzo con mayor colorido del conjunto, clara muestra del entusiasmo del artista, que llegaba a conmoverse.En una carta a su mujer, le confesaba:"Todo ello tiene tal alegría, es tan hermoso, que yo no recuerdo haber hecho nada tan emocionante como esto". Gestos de goce como el de uno de los jinetes, reflejaban el estado de ánimo de Sorolla.
La idea original del autor para representar a su tierra era la de un naranjal. Sin embargo, quiso que toda Valencia cupiera en este lienzo, por lo que se decide por una alegoría en torno a una procesión festiva que aúna naranjas, senyeras, cielos, verdes campos, palmeral, tipos valencianos y la Virgen de los Desamparados.
Resaltar el marcado interés personal mostrado por el mecenas en reflejar escenas sevillanas en particular y por ello es justo dejar patente el grado de implicación con Sevilla que tuvieron el señor Huntington y su señora donando a la ciudad el monumento al Cid, cuya estatua fue esculpida por su esposa Anna Vaughan Hyatt.
Para finalizar y de la misma forma considero relevante mostrar una pequeña muestra de la abundante correspondencia mantenida por el señor Huntington con el arqueólogo Jorge Bonsor, establecido en nuestra ciudad y su profunda amistad con el presidente fundador del Sevilla Football Club en 1890, Edward F. Johnston en base a las inquietudes culturales que tenían en común y su afán por la investigación, la historia y el progreso.
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