sábado, 21 de julio de 2012

IV TROFEO RAMON DE CARRANZA

                               IV  TROFEO  RAMON  DE  CARRANZA



Se asomaba ya el mes de septiembre en el calendario cuando el Sevilla FC acudía, una vez más fiel a su cita, a la disputa de ese trofeo gaditano al que había dado vida desde sus inicios y continuaba tutelando en estos sus primeros años.

Como en ediciones anteriores tenían lugar en las previas los actos protocolarios de bienvenidas, intercambios de recuerdos y agradecimientos varios como el que nos muestra la imagen


Entrega al Presidente del SFC del banderín conmemorativo del IV Trofeo Carranza por parte del Alcalde de Cádiz




En esta edición se adoptó por primera vez el formato de un torneo cuadrangular, esto es, dos semifinales, un partido para dilucidar tercer y cuarto puesto y la final.

Afrontaba el Sevilla este campeonato con un nuevo entrenador en su banquillo, fichado ese mismo verano, el húngaro Janos Kalmar.

Le tocó al Sevilla en suerte eliminar a la A.S.Roma previa disputa del partido, claro está, con un resultado de 2 goles a uno.

En este equipo de la Roma jugaba el mítico Alcides Ghiggia, extremo derecho del Peñarol de Montevideo que había sido fichado en 1953, uno de los protagonistas del maracanazo del mundial de Brasil de 1950 con Uruguay (autor del gol de la victoria e iniciador de la jugada del empate). Adquirió la nacionalidad italiana y llegó a jugar 8 partidos internacionales con los Azzurri.


Alcides Ghiggia




El resumen del partido pudiera ser algo así:

Los italianos cogieron ventaja marcando un gol a los 20´ de partido por mediación de Da Costa.  En la segunda parte Arza empata a los 12´ y a continuación en el minuto 18 Herrera consigue el gol de la victoria al rematar un golpe franco.

Arza desaprovechó un penalti que lanzó fuera en la primera parte. El partido fue muy brusco por parte italiana lesionándose Javier en la clavícula y Santín en la cabeza, siendo sustituídos por Cardoso y Maraver respectivamente.

Las alineaciones fueron las siguientes:

Por parte del Sevilla: Javier (Cardoso); Santín (Maraver), Herrera, Campanal; Ruiz-Sosa, Graça; Antoniet, Arza, Pepillo, Diéguez y Szalai.

A.S. Roma: Panetti; Griffit, Stucchi, Losi; David, Menegotti; Ghiggia, Zaglio, Da Costa, Guarnacci (Pistrini) y Selmosso (Orlando).

Salida de los jugadores de ambos equipos al terreno de juego


Y formación sevillista en este Trofeo.





El R. Madrid, por su parte había vencido al Wiener Sport Klub por 5 goles a 3.

Gracias a esta victoria el Real Madrid, actual campeón de Europa por aquellas fechas, tuvo la oportunidad de medir sus fuerzas al día siguiente contra el SFC en una final inédita en el Torneo hasta esos momentos.

Los equipos formaron con los siguientes jugadores:

SFC: Cardoso; Santín, Herrera, Campanal (Pepín); Ruiz-Sosa, Graça; Antoniet, Diéguez, Pepillo (Gómez), Arza y Szalay.

R.Madrid: Alonso; Atienza, Marquitos, Lesmes; Santisteban (Ramos), Zárraga; Kopa, Rial (Mateos), Di Stéfano, Puskas y Gento.


El R. Madrid posa con el Trofeo una vez terminado el partido

La recaudación en taquillas batió todos los records. Había público hasta en la pradera que se extendía entre el banco de pista y el terreno de juego.

Comenzó el partido y tras el lógico tanteo inicial, a los tres minutos ya anotamos un empalme de Puskas que desvió a corner Cardoso.

Falta directa contra el Sevilla y Di Stéfano estrella el balón en el larguero saliendo fuera a continuación. En el minuto 8 contraataca el SFC y Arza obliga a Alonso a provocar un corner.
Pasó nuestro equipo a ejercer el dominio del juego pero en una jugada que el Madrid robó la pelota, se quedó Graça algo adelantado y Herrera se vió en un dos contra uno frente a Di Stéfano y Puskas, corrió entre ellos sin entrarle, cortando la línea de pase pero el ariete se adelantó un metro y agarró un potente chut que batió a Cardoso.

Se lucía la delantera madridista en esos momentos y Puskas marcó un gol que fue anulado por fuera de juego.

Diéguez, a los cuarenta minutos, se escapó de Lesmes y Marquitos pero la ocasión de empatar se esfumó por la rápida salida de Alonso arrojándose a sus pies y deteniendo posteriormente el balón.

Durante todo el primer tiempo Arza había sido objeto de reiteradas entradas de Marquitos que siempre cogían al árbitro, Sr. Blanco Pérez, mirando para otro lado.

En un determinado momento, cuentan las crónicas, que Di Stéfano se dirigió al árbitro reclamándole una falta y le insultó gravemente ( hecho captado claramente por la tribuna) . Resultado del lance: amonestación a los dos capitanes.

Con este caldo de cultivo, se produjo la jugada decisiva del encuentro.

Marcelo Campanal se cruzó ante Santisteban ( que por aquel entonces pesaba 66 Kg.) y por la violencia del choque salió despedido a unos metros. El asturiano se quedó plantado en el sitio de la jugada, y Blanco Pérez, viendo que su presencia podía dar lugar a incidentes más serios le ordenó con un “¡váyase usted!”, que se alejase de aquél sitio. La frase del árbitro fue esgrimida por los jugadores blancos (el Sevilla lucía uniforme rojo en esta final) para forzar su salida del terreno.

Entonces surgió el Madrid del ordeno y mando, el Madrid que impone su criterio por encima del de los árbitros y hace lo que le place en los terrenos de juego españoles: o Marcelo o ellos. Los jugadores sevillistas no quisieron aceptar aquella arbitrariedad y apoyaron la negativa de Campanal a salir del campo esgrimiendo que Blanco Pérez no lo había expulsado en su primera intención.

El árbitro, a instancias de los jugadores del Madrid, suspendió el encuentro antes de finalizar el tiempo reglamentario  retirándose a la caseta.
Como hecho insólito, el Sr, Blanco había exigido a Kalmar (nuestro flamante entrenador) que cambiara de puesto a Campanal, a lo que no accedió el húngaro, originándose la retirada del equipo campeón de Europa.

Lesmes, Puskas, Blanco Pérez y Zárraga, después del engendro Madrid-Sevilla, de la final del cuarto Trofeo Carranza gaditano


Ya en los vestuarios tras veinticinco minutos de deliberaciones y la amenaza de Bernabéu de retirar a su equipo si se permitía jugar a Campanal, se estimó oportuno reemplazarle por Pepín y Ramos ocupó el puesto de Santisteban que había quedado ligeramente lesionado y se anuncia por los altavoces que se iban a jugar los tres minutos que faltaban del primer tiempo, pero poco después el anuncio es anulado y se avisa que va a comenzar la segunda parte.

Tras la reanudación del partido en la segunda parte y con estos cambios de jugadores que obligaron a variaciones tácticas, Gento marcó a los 8 minutos estableciendo un 2-0 que, a la postre, resultaría definitivo.


Hasta aquí he intentado relatar lo que fue el partido propiamente, basándome en diferentes crónicas de diversos medios de la época pero esto, con ser fútbol, no fue lo más trascendente que ocurrió en aquel Carranza. Hubo un largo post-partido, con muchas consecuencias y conclusiones, que acabó 23 años después.

Un primer balance de lo ocurrido salía publicado en el diario Sevilla de 2 de septiembre de 1958 que se expresaba en estos términos:

“ El Sevilla vuelve con tres jugadores seriamente lesionados: Javier, Santín y Arza. Este balance no puede esgrimirlo ninguno de los restantes conjuntos que han participado en el IV Trofeo Ramón de Carranza. El Sevilla ha sido el equipo recibido con mayor hostilidad y castigado con mayor rigor en dos encuentros en que le llevaron al terreno de las brusquedades sus contrarios y la pasividad de un árbitro que se dejó llevar por el ambiente antisevillista”.

Recordamos que el Sr. Blanco Pérez dirigió los dos partidos del Sevilla F.C..

Otra consecuencia, esta de carácter mediático, que originó esta disparidad de criterios entre el R. Madrid y el Sevilla fue la reactivación de la campaña contra Campanal que ya habían iniciado los medios de comunicación capitalinos allá por la temporada 1952-53 cuando en un partido correspondiente a los octavos de final de la Copa del Generalísimo, Marcelo resultó expulsado cuando nos enfrentábamos al At. de Madrid (otra vez un equipo de la Capital) y entonces la prensa de la época lo comenzó a tildar de leñero y duro.

Cómo no sería el ataque de virulento que a raíz de aquello por todos los campos de España corrió la fama y allá donde iba era recibido por pitos que al acabar la contienda se tornaban en aplausos al comprobar la nobleza del asturiano en sus entradas, que en ningún caso eran malintencionadas.

Afortunadamente, era aquella una época en la que los periodistas andaluces sí defendían a los nuestros y junto a la afición plantaron cara a estos ataques defendiendo siempre al jugador y al Club.

A continuación transcribimos una muestra de lo que se publicó en estos días sobre este particular:

La final Madrid-Sevilla ha sacado a la luz, con toda claridad, el “caso Campanal”. Este es ni más ni menos que los madridistas están dispuestos a levantar nuevamente al asturiano aquella cruel leyenda que tanto daño hizo al jugador y al propio Club.
El Campanal implacable de la primera época quiere ser resucitado. Cuando se habló de fútbol racial, de hombría, de amor propio en momentos en que la Selección Nacional necesitaba de los paños calientes, Campanal fue elevado a la categoría de heroe.
Matías Prats(no olvidemos, periodista de Villa del Río, andaluz) acabó con la leyenda transmitiendo desde la tierra helénica las virtudes de un jugador que antes que futbolista es hombre.

Marcelo, Quini, Manolo Galé y Matías Prats en la presentación de "Pasión fútbol" .(Azucél)

En la noche triste del ocho-cero en la capital de España, a Campanal le buscaron las cosquillas forzando su expulsión. Y fue a la calle para que el Madrid encontrase facilidades para golear al Sevilla y ridiculizarlo cobrándose tantos resultados negativos en su propio terreno.

En Cádiz ha vuelto a ocurrir. La expulsión de Campanal ha sido forzada por los jugadores madridistas, por los hombres que ganan millones y cuidan de sus tobillos con demasiados escrúpulos.
Campanal estorba al Madrid, ya está visto, y el Madrid mueve todos los resortes del que se sabe poderoso para atacar su nombre. Ya no se conforma con aguardar su presencia en Chamartin y arremeter sobre él. Ya ha puesto sobre  aviso a los públicos de España presentándolo como modelo de antideportividad y peligro. Y es la prensa madrileña la que se presta al juego olvidando los Corona, Muste, Molleiro, Marquitos, tantos y tantos como vistieron la camiseta blanca del Madrid para hacer a su antojo en los terrenos de juego. Pero es el Madrid que todo lo puede, el que esgrime sus títulos de Europa y sus éxitos en el extranjero para imponer su criterio.



En 1957, un año antes, le habían concedido el Trofeo Patricio Arabolaza. Era este un galardón federativo representativo de los valores propios de "la furia española"


Para ser justos con la Historia y con lo que allí sucedió quiero reflejar en este post otras cosas como fue la animadversión  que demostró el público gaditano hacia el equipo sevillista y sus seguidores cuando lo que deberían es estar agradecidos al Club sevillano por los jugadores que habitualmente le cedía al Cádiz y que hacía posible la militancia de este equipo en la segunda división y  por no hablar, también,  de los esfuerzos realizados para que contaran con un torneo de prestigio internacional y con un éxito económico garantizado del que se beneficiaban sus equipos y la ciudad en su conjunto.

Crónica del Diario Sevilla, Martes 2 de septiembre de 1958

El Sevilla llevó a Cádiz la modestia y la hombría de su juego. Respondió en todos los terrenos sin amilanarse por la categoría de los rivales ni por la hostil postura del público. Su culpa ha quedado limitada a eso: a saber responder allí donde lo buscaron. Pero, no. Su culpa fue unicamente la de aceptar ir a Cádiz conociendo de antemano lo que iba a encontrar en pago a su generosa complacencia.

No debió ir, en primer lugar, ni aceptar- por su categoría de campeón y por lo que representan económicamente sus seguidores- la fabulosa inferioridad con el Madrid que cobró por intervenir en el torneo casi seis veces lo que cobró el Sevilla( 300.000 ptas.). Después del III Torneo Ramón de Carranza debió de haberse cortado por lo sano y decir adiós para siempre. Lo ocurrido hace escasamente unas horas exige esa medida que debió ser tomada hace un año. Que se quede Cádiz con su competición veraniega y que busque ahora un equipo que le garantice llenos rebosantes y esté respaldado por una masa de seguidores que  llenan los bolsillos a los comerciantes gaditanos y no ponen reparos cuando le piden treinta duros por un alojamiento.

Era sabido por todos que el Sevilla FC nunca exigió dinero por jugar en Cádiz.
Este cuarto Carranza, debido a la presencia del Madrid, elevó considerablemente su presupuesto.
El Sevilla, en esta edición fallecido ya D. Ramón y moviéndose la Organización en cifras considerables para el otro equipo, quizás hubiera debido subir su caché pues no en vano era el tricampeón del Torneo.

La Junta directiva del Sevilla C.F.  molesta con todos los incidentes acaecidos decidió someter a la Asamblea de socios, las medidas a adoptar al respecto.

La respuesta fue tajante: no volver a disputar el Trofeo gaditano
Así se acordó y así se llevó a la práctica durante los 23 años siguientes.

El Oficio enviado por el Alcalde de Cádiz y recibido en la Secretaría sevillista, días más tarde, y que reproducimos a continuación, no hace sino corroborar lo hasta aquí expuesto.




Por último, para cerrar de alguna forma la participación del SFC en esta 4ª edición del Carranza con una información plural, voy a recoger las opiniones de diferentes críticos de la época que asistieron al Torneo sobre los resultados cosechados por el equipo en los dos partidos y  la influencia que pudo tener sobre los mismos la actitud de la afición gaditana.

Empezamos por “Elido”


frente al Roma pudo y debió lograrse un tanteo mayor y frente al  Madrid pudo haberse marcado un gol y acortarse las distancias.
En cuanto a que influyera el público en los resultados, sólo vislumbraría la contingencia en el encuentro final a raíz de una extemporánea reacción de buena parte de los aficionados en relación con Campanal, como secuela del afeminamiento a que hemos llegado en el fútbol moderno en España. En ese lance, sí pudo hacer mella en el ánimo de los sevillistas la opinión desacompasada de parte del público.”



A continuación nos habla “Igarfe”


En cierto modo los resultados han sido justos. Un gol más frente a los italianos hubiera dejado mejor expresado el segundo tiempo formidable del once blanco.
En cuanto al resultado del partido final con el R. Madrid, con un poco de suerte hubiera podido igualar el tanteo. Incluso debió haberse adelantado en el marcador. Pero la suerte, también cuenta.
En cuanto al público, es indudable que hubo de influir su actitud en el rendimiento blanco. Porque nosotros, que no jugábamos, nos vimos sorprendidos por aquél apoyo tan entusiasta al R. Madrid mientras se era duro con el equipo andaluz.”


Escuchemos qué nos cuenta José Antonio Blázquez


En cuanto a los resultados habidos en uno y otro partido, si bien el juego realizado en el segundo tiempo del encuentro contra los italianos, mereció obtener una diferencia más concreta en el tanteador, en el Madrid si fue el tanteo justo.
En el partido final  es cierto que el Sevilla perdió dos claras ocasiones para batir a los campeones de Europa, pero no debemos olvidar los balones que fueron devueltos por los postes de la meta sevillista. De haberse traducido en goles las ocasiones que tuvieron a su alcance unos y otros, la cuenta final hubiese sido de cuatro( dos favorables al Madrid). Por tanto, yo estimo que la diferencia de dos goles obtenida por los madrileños fue justa.
La postura del público, totalmente antisevillista, no influyó en los tanteos.”

Enrique Tello, por último, opinaba…



Como se desarrollaron los partidos en el terreno de juego, fueron resultados normales. El Sevilla superó al Roma en el segundo tiempo, por rapidez y profundidad, mereciendo el triunfo; El Madrid fue mejor que el Sevilla en general, sobre todo en línea delantera, puesto que la sevillista casi no dio pruebas de existencia, y nada hay que oponer en ese aspecto a su victoria.
Ahora bien, el Madrid contó con la protección del árbitro, que no expulsó a Marquitos y si a Campanal, siendo mucho más grave la falta de aquél, ni tampoco a Di Stéfano, que también lo mereció al insultarle notoriamente.
Y no hay que decir que con la del público gaditano, que guardó prudente silencio en el caso de Marquitos, por ejemplo, y pidió a coro, gritando ¡fuera! ¡fuera!, la expulsión de Campanal.
¡Porque no nos vayan a decir que aquellos miles de gargantas vociferantes eran de madrileños!. Está por ver lo que hubiese sucedido si el señor Blanco Pérez y el público gaditano se hubieran comportado siquiera con neutralidad.
Lo que, una vez más, le ha sucedido al Sevilla en el estadio gaditano no debe repetirse.”

…y así fue hasta el año 1981



                                                  S.F.B.C. ANNO CXXII


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